Por Alberto Asseff *<\/p>\n

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Deprimente es poco. Literalmente bochornosa la figura del presidente, su investidura, reducida a un hombre con meg\u00e1fono intentando evitar el caos del velorio desmadrado. En un estadio cualquiera de f\u00fatbol, a pesar de los habituales desbordes, existe un operativo contenci\u00f3n m\u00e1s eficaz que el que adopt\u00f3 el mism\u00edsimo presidente para controlar a los barrabravas y a los ciudadanos de a pie que r\u00e1pidamente se contagian de \u00a0la agresividad y violencia, inducidos por los profesionales del desorden. El lugar de los hechos era nada menos que la Casa Rosada. Imaginemos por un momento una escena an\u00e1loga en el Quirinale, el Eliseo, la Casa Blanca o el Kremlin. Ni el m\u00e1s creativo puede pensarla. Esto no acaece ni el Palacio del Quemado ni el de Pizarro en Lima. S\u00f3lo ac\u00e1, en la Argentina populista decadente.<\/p>\n

Todo tuvo su comienzo con una chapuza: creer que se pod\u00eda repetir el fen\u00f3meno del velorio de N\u00e9stor Kirchner movilizando a un mill\u00f3n de personas en ocho horas. Es simplista, propio de la improvisaci\u00f3n que caracteriza al elenco gobernante, suponer que un hecho masivo es replicable f\u00e1cilmente. Hasta el contexto sanitario aconsejaba otro an\u00e1lisis: \u00bfC\u00f3mo justificar que habi\u00e9ndose establecido el aislamiento obligatorio m\u00e1s prolongado del planeta, incluyendo el virtual cese de la educaci\u00f3n \u2013 no obstante que paradojalmente se pretendi\u00f3 suplantarlo con una azarosa y compleja virtualidad telem\u00e1tica -, se podr\u00eda convocar a un mill\u00f3n de personas, aglomer\u00e1ndolas en una puerta de la casa de gobierno?<\/p>\n

Un gobierno necesita obviamente autoridad jur\u00eddico-pol\u00edtica. La da la elecci\u00f3n. Empero, antes, durante y despu\u00e9s de electo, el ejercicio cotidiano de la gesti\u00f3n requiere y exige autoridad moral. Se gana con votos. Se ejerce con ejemplos. La contradicci\u00f3n flagrante entre imponer restricciones que dieron lugar a dramas como el de la familia santiague\u00f1a Abigail y el llamado a que se junte un mill\u00f3n de personas sin cuidado alguno es tan chocante que hasta el \u00faltimo de los compatriotas la percibi\u00f3. Esa percepci\u00f3n suscita no s\u00f3lo una duda, sino una certeza: el gobierno hace cualquier cosa con tal de recuperar imagen positiva. Eso de apelar a cualquier recurso precisamente le detrae autoridad.<\/p>\n

El deterioro de la autoridad derrama hacia todas las \u00e1reas incluyendo a la econ\u00f3mica \u00bfQu\u00e9 emprendedor serio \u2013 eso son los que asumen el riesgo de invertir \u2013 va planificar negocios en un pa\u00eds moralmente decadente, socialmente desorganizado, que amontona a miles de personas que hasta ponen en peligro la integridad f\u00edsica de los gobernantes convocantes y de los bienes patrimoniales \u2013 algunos genuinamente hist\u00f3ricos – de la casa desde donde \u2018administran\u2019 los mandatarios? La ca\u00edda del busto de Hip\u00f3lito Yrigoyen \u2013 el primer presidente realmente electo por el pueblo \u2013 es todo un mensaje, claro que deplorable.<\/p>\n

La pregunta que cada vez m\u00e1s cunde por el pa\u00eds, verdadero dilema, que implica una enorme incertidumbre, es si es reversible esta declinaci\u00f3n nacional. La sensaci\u00f3n que embarga a millones de argentinos es que esto no tiene arreglo, salvo una reacci\u00f3n contracultural raigal que mute el acomodo en m\u00e9rito, la improvisaci\u00f3n en planes, el desorden en organizaci\u00f3n, el arribismo en idoneidad, la avivada en apego a la ley, la vagancia en trabajo, la d\u00e1diva en dignidad, el clientelismo en ciudadan\u00eda, la manada en participaci\u00f3n y civismo, el neofeudalismo en instituciones y la codicia en leg\u00edtima ambici\u00f3n de ser mejores y m\u00e1s pr\u00f3speros. Y, por supuesto, la corrupci\u00f3n en honradez para lo cual se requiere insoslayablemente de una Justicia que se apee de su \u00a0indisimulado rol de blindaje de impunidad a los transgresores para erigirse en garante del cumplimiento de las leyes.<\/p>\n

Esto tiene composici\u00f3n si somos capaces de decir la verdad y de obrar en consecuencia. Sin concesiones a la demagogia y paralelamente con gran amplitud para recibir a miles de ciudadanos que quieren intervenir protag\u00f3nicamente.<\/p>\n

Hoy existe una ambivalencia, una situaci\u00f3n agridulce: por un lado ha surgido un formidable actor socio-pol\u00edtico, el ciudadano que se manifiesta sin que lo convoquen, el desencuadrado, pero entra\u00f1ablemente indignado. Su desencanto no le impide manifestarse. Doble valor, pues. No obstante su desilusi\u00f3n, no se abate ni se arroba ni se arredra. Por el otro, el movimiento pol\u00edtico de alternativa no termina de ajustar su funcionamiento, de darle verosimilitud con hechos a su declamada apertura y a\u00fan debe una definici\u00f3n de compromiso profundo con las reformas y cambios que la Argentina no puede eludir. Est\u00e1 todav\u00eda ausente la promesa de cirug\u00eda mayor, excluyente\u00a0 opci\u00f3n si tenemos voluntad para recuperar el rumbo de la prosperidad.<\/p>\n

Es reversible el plano inclinado, pero en tanto seamos capaces de hablar y hacer con la verdad cruda y dura que no impide decirlo y hacerlo con el arte de la pol\u00edtica, indispensable para que la operaci\u00f3n hist\u00f3rica de trocarle el camino al pa\u00eds sea posible preservando la\u00a0 paz social.<\/p>\n

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*Diputado nacional (UNIR- Juntos por el Cambio).<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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